¿Se avecina uso obligatorio de mascarillas para enero?

Con el aumento de los casos de coronavirus y el empeoramiento de las hospitalizaciones, el condado de Los Ángeles se enfrenta una vez más a la posibilidad de renovar el mandato de mascarillas en espacios públicos interiores.

El regreso de tales normas, que no han estado vigentes desde marzo, no es un hecho. Pero con la sorprendente formación de una tercera ola consecutiva de otoño e invierno, los funcionarios han dicho que una nueva orden podría aplicarse poco después del inicio del año si continúan las tendencias actuales.

“Estamos asistiendo de nuevo a una rápida aceleración”, declaró la directora de Salud Pública del condado de Los Ángeles, Barbara Ferrer. “Este es el momento de volver a ponerse la mascarilla”.

Cualquier nuevo mandato de mascarilla en espacios interiores depende de dos parámetros relacionados con la presión que el COVID-19 está ejerciendo sobre los hospitales del condado más poblado del país.

Uno de los dos desencadenantes, que se basa en criterios desarrollados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., ya se ha cumplido. El segundo podría producirse en cuestión de semanas.

El calendario

Un nuevo mandato estaría sobre la mesa si el 10% de todas las camas de hospitalización con personal en el condado de Los Ángeles se llenan con pacientes positivos al coronavirus. Esto sólo ha ocurrido durante un periodo de tiempo prolongado dos veces en la pandemia, ambas durante las dos últimas oleadas invernales.

Según los datos más recientes, el 6,8% de las camas hospitalarias del condado de Los Ángeles están ocupadas por pacientes positivos al coronavirus, frente al 2% registrado a principios de noviembre. Si la tendencia actual se mantiene, la cifra podría alcanzar el 10% en torno al 19 de diciembre, dijo Ferrer en una entrevista el martes.

El condado de Los Ángeles reevalúa oficialmente sus datos todos los jueves, el mismo día en que los CDC publican su informe semanal. Si el condado de Los Ángeles sigue por encima de ese umbral el 22 de diciembre, y se mantiene así durante dos semanas, el 5 de enero se anunciará una orden de uso de mascarillas, que entrará en vigor un día después.

El mandato podría cancelarse si los casos y las hospitalizaciones se estabilizan o disminuyen. O podría entrar en vigor antes si las condiciones se deterioran más rápido de lo previsto.

¿Por qué no hacerlo antes?

Ferrer dijo que recomienda encarecidamente a la gente a usar sus mascarillas de nuevo en este momento en lugares públicos interiores.

Pero dice que un período de espera de dos semanas antes de que se emita cualquier orden potencial es importante para dar a las empresas el tiempo para educar a su fuerza de trabajo y colocar la señalización adecuada.

“Para que sea una estrategia eficaz que permita el máximo cumplimiento posible, hay que dar tiempo a la gente”, dijo.

Ferrer señaló que, en general, el mandato se basa en el cumplimiento voluntario. Incluso en las escuelas, dijo, los padres pueden obtener exenciones para sus hijos “si hay un problema de salud o seguridad que afecte a ese niño.”

¿Estará la gente realmente dispuesta a usar mascarillas, otra vez?

Aunque Ferrer utiliza habitualmente mascarilla en lugares públicos cerrados, es “muy consciente” de que pocos la usan.

“Será muy difícil volver a cubrirse la cara. A nadie le gustan, lo entendemos”, afirma Ferrer.

Pero cree que una orden de mascarillas merece la pena y, si se aplica, será por poco tiempo.

Algunos trabajadores esenciales son partidarios de los mandatos de mascarillas, añadió, señalando las posibles interrupciones durante los periodos de alta transmisión.

“No estoy seguro de que sea una decisión inteligente rendirse y bajar los brazos”, afirmó Ferrer. “La mortalidad [por COVID-19] sigue siendo superior a la de la gripe, sin duda a la del resfriado común y a la de la mayoría de las demás enfermedades respiratorias”.

¿Por qué se plantea esto el condado de Los Ángeles?

El COVID-19 se ha abierto un camino mortal por el condado de Los Ángeles, y su tasa acumulada de mortalidad per cápita es una de las peores del estado.

Una de las principales razones es que L.A., que tiene la mayor población y el mayor producto interno bruto de todos los condados del país, es estructuralmente vulnerable a las pandemias.

L.A. es el lugar más poblado del país, como documentó un reciente análisis del Times. Ese informe también encontró que los barrios más superpoblados de L.A. han experimentado tasas de mortalidad por COVID-19 al menos dos veces más altas que aquellos con viviendas amplias.

Aunque Los Ángeles es conocida por sus extensos barrios de viviendas unifamiliares, también alberga muchas casas donde las familias se hacinan en pequeños apartamentos. Según el análisis del Times, en Los Ángeles hay más viviendas superpobladas que en cualquier otro gran condado de Estados Unidos, una distinción que acarrea consecuencias mortales.

Los funcionarios también han observado desde hace tiempo cómo la riqueza, la pobreza y la raza pueden afectar drásticamente al número de víctimas que el coronavirus causa en una comunidad. Las personas que viven en zonas con mayores índices de pobreza tienen más probabilidades de acabar hospitalizadas que las que viven en comunidades más ricas.

Estas desigualdades han estado presentes durante toda la pandemia, pero se agravan cuando se produce un repunte de la transmisión.

Cuando se produce un repunte, las autoridades prevén que el COVID-19 afectará más a las comunidades con menos recursos. Pero medidas de protección como el uso generalizado de mascarillas ayudarían a reducir la propagación de la enfermedad, según Ferrer.

“Tenemos pruebas -y son muy, muy convincentes- de que si la gente lleva mascarillas bien ajustadas y de alta filtración, está más protegida. Y protegen mejor a los demás de la transmisión”, afirmó.

¿Alguien más está contemplando la posibilidad de ordenar el uso de mascarillas?

Ningún otro condado se ha comprometido públicamente a imponer el uso de mascarillas en caso de que las condiciones empeoren. Los funcionarios estatales también han dicho que no se está considerando una nueva orden en este momento, aunque siguen recomendando el uso de mascarillas en lugares públicos cerrados.

“Dada la trayectoria y las tendencias que vemos ahora, tenemos la esperanza de que seremos capaces de utilizar máscaras además de otras herramientas para mantener los números lo suficientemente manejable”, dijo el secretario de Salud y Servicios Humanos de California, el Dr. Mark Ghaly.

La Dra. Sara Cody, directora de salud pública y responsable de sanidad del condado de Santa Clara, dijo que no espera emitir una orden de mascarillas. Tanto su condado como Los Ángeles tenían órdenes locales de mascarilla en vigor desde el verano de 2021 hasta principios de marzo.

“No veo que vuelvan los mandatos. Creo que tres años después, es extraordinariamente difícil ordenar”, dijo Cody el martes. “Y creo que todos tenemos información, y todos tenemos herramientas, y todos tenemos acceso a las herramientas. Todos tenemos acceso a las mascarillas”.

Pero también instó a las personas que se sientan inclinadas a llevar mascarilla a que lo hagan.

Sin embargo, la pandemia no ha afectado tanto al condado de Santa Clara como al de Los Ángeles. En el condado de Santa Clara, el 6,9% de los residentes viven por debajo del umbral de pobreza, la mitad del 14,2% del condado de Los Ángeles. El condado de Santa Clara también ha registrado tasas de vacunación COVID-19 mucho más altas.

El condado de Santa Clara nunca se enfrentó al tipo de presión sobre su sistema hospitalario que sufrió el condado de Los Ángeles durante su primera ola invernal, en la que las morgues de los hospitales se vieron tan desbordadas que se llamó a la Guardia Nacional para que ayudara con el manejo de los cadáveres.

Y en ambas olas invernales, la tasa de mortalidad del condado de Los Ángeles se mantuvo significativamente por encima de la del condado de Santa Clara. Entre diciembre de 2020 y mayo de 2021, la tasa de mortalidad del condado de Los Ángeles fue de 165 por cada 100.000 residentes, el doble que la del condado de Santa Clara, que fue de 84.

Incluso en la primera ola de Ómicron, el condado de Los Ángeles se vio más afectado. Entre diciembre de 2021 y mayo de 2022, el condado de Los Ángeles registró 49 muertes por cada 100.000 residentes; el condado de Santa Clara registró 20.

¿Cuál es el riesgo potencial?

Junto con el COVID, la gripe y el virus respiratorio sincitial, o VSR, también están circulando a un alto nivel este año – lo que provoca la preocupación de que los hospitales podrían ser saturados por una llamada “triplesemia” de enfermedades. Según Ferrer, la sobrecarga de los hospitales podría dificultar la obtención de asistencia sanitaria vital, “y queremos evitarlo en la medida de lo posible”.

“El número de personas hospitalizadas y los índices de hospitalización no son muy alentadores en estos momentos”, afirmó. “Y nuestros hospitales tienen que hacer frente a la correspondiente escasez de personal que se produce cuando hay muchas enfermedades”.

Los hospitales infantiles de California ya se han visto afectados por las altas tasas de VRS y otras enfermedades víricas, a veces hasta tal punto que no pueden aceptar traslados de otros centros. En el condado de Fresno, la tensión se ha extendido a los hospitales de adultos, y algunas de sus instalaciones están “trabajando por encima de su capacidad y sus salas de emergencia están cerca de los niveles de desastre”, dijo el departamento de salud pública local.

“Los hospitales de todo el estado están trabajando para añadir camas pediátricas lo más rápido posible, pero el número de niños que necesitan hospitalización está superando actualmente su capacidad de expansión”, dijo el Departamento de Salud Pública de California en un comunicado el martes. “Los hospitales suelen tener entre un 35% y un 40% de camas abiertas en la unidad de cuidados intensivos pediátricos, pero esa cifra se ha reducido a un 20% en todo el estado. Es incluso menor -por debajo del 12%- en algunas regiones del estado”.

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